La ira, el resentimiento, la aflicción, la amargura, el rencor y el desengaño provocan ESTRÉS e impactan la salud del ser humano. El sentimiento de CULPA también.
Cuando las personas recuerdan un episodio de desdicha o agravio aumenta la presión arterial, el pulso y el tono muscular. Mientras que al PERDONAR o sentirse perdonado, además de recuperarse los estándares normales de salud, las personas se sienten calmadas y TRANQUILAS.
Distintos autores han encontrado que después del perdón, personas que habían padecido de dolores de espalda, nauseas, insomnio, pérdida de apetito, dolores de cabeza, entre otros síntomas, dejaron de percibirlos.
Perdonar es sanarse, una cura tanto psicológica como físicamente, es hacer las paces con uno mismo.
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