Hay que establecer una clara DIFERENCIA entre el ORGULLO y la SOBERBIA.
La SOBERBIA es el concederse más méritos de los que uno tiene, excesiva idolatría, estimarse a sí mismo demasiado por encima de nuestro valor real. Suele ser origen de muchos MALES de la conducta y entre sus características encontramos la prepotencia, la presunción, y situarse por encima de todos lo que le rodean.
Es indudable que el exceso de amor propio es tan dañino como la ausencia del mismo, no podemos vivir una vida enteramente dedicada a nuestros caprichos, así como tampoco es saludable siempre poner a los demás por encima de nuestras necesidades.
Por su parte, el ORGULLO, a diferencia de la creencia popular, es algo muy POSITIVO cuando nos posicionamos desde su perspectiva más optimista. Barbara Fredickson, lo considera una de las EMOCIONES POSITIVAS, ya que el orgullo nos permite valorarnos a nosotros, a lo que somos capaces de construir, a nuestras acciones y experiencias, a nuestros propios logros así como también los logros y acciones de los demás.
Nada de negativo recae en compartir nuestros éxitos y esfuerzos con las personas que queremos. EL NO DARNOS PERMISO PARA SER ORGULLOSOS ES ARREBATARNOS LA OPORTUNIDAD DE VALORARNOS.
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