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martes, 1 de septiembre de 2015

DISTINTAS CARAS, no máscaras

LAS DOS CARAS DE LOS DIOSES



Por mi trabajo he podido observar las distintas caras de los Dioses.
Existen distintos tipos de Dioses: el Bondadoso, el del Infierno, el Omnipresente, el de los más Desfavorecidos,…
Cada uno de éstos en sus respectivas leyendas, con sus respectivos seguidores…

¿Pero quiénes son en realidad estos Dioses?
Pues nadie más allá que tú o yo. Cada uno Dios de su vida y sirviendo de referencia y devoción a aquellos en los que nos ha tocado influir.
Luego, vamos a Terapia creyendo ser mortales, sin fijarnos en lo importante que podemos llegar a ser para otros.

A lo largo de la vida conocemos otros muchos tipos de Dioses, pero ninguno tiene tanta influencia sobre nosotros como nuestros Padres.
Creemos tener superada la infancia, la adolescencia,… algunos por el tiempo, otros por lo reflexionado y perdonado, otros por evitación… Nos creemos adultos dueños de nuestro mundo, cuando la realidad es que seguimos bajo la influencia de nuestras creencias.

¿Y cuáles son nuestras creencias?

Los 10 mandamientos que nos impusieron nuestros Dioses los padres:
“Sé honrado”             “ Respeta al prójimo”
“Sé humilde”             “Atiende las necesidades de quien amas”
“Hazte querer”         
Todo esto con la palabra, ¿y con sus actos? Pues al ser Dioses, con sus actos aprendimos lo que estaba bien y lo que estaba mal.
“Reir en la calle y gritar en casa”
“Decir tacos y criticar al vecino”
“Vivir en familia y llevar doble vida”
“No mostrar afecto ni amor a los que amas”
“Guardar secretos a voces que son tabú”

Maduramos y nos cuestionamos todas estas vivencias, elegimos cuáles queremos en nuestras vidas y cuáles no.
Pero lo cierto es que la Religión que nos han impuesto nuestros Dioses se ha quedado como una segunda piel de la que resulta complicado desprenderse. Marca nuestro día a día y casi sin darnos cuenta rige nuestros actos y pensamientos.

Me resulta curioso observar cómo en las diferentes generaciones se sigue dando el mismo resultado con diferentes procesos.

Antes, los jóvenes eran empujados a madurar teniendo que trabajar, formar una familia, etc. Se convirtieron en “adultos” donde la vida les vino grande para sus inmaduros cerebros emocionales y psíquicos, en algunos casos.
El resultado es que han aprendido a base de pruebas a convertirse en adultos en determinadas facetas, y siguen siendo los mismos niños en otras.
Ahora, los jóvenes de esta nueva generación de “adultos”, tienen el tiempo, el espacio y las comodidades suficientes para madurar, pero están perdidos… no se encuentran a sí mismos, no saben cómo hay que hacerlo ni siquieran si quieren realmente hacerlo.


Confío en que la siguiente generación sea capaz de tomarse el tiempo que necesite para madurar y convertirse en un adulto real, donde la Religión ni los Dioses marquen su Destino… 

Aunque me parece una Utopía, y yo me quedaría sin trabajo.

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