LAS
DOS CARAS DE LOS DIOSES
Por
mi trabajo he podido observar las distintas caras de los Dioses.
Existen
distintos tipos de Dioses: el Bondadoso, el del Infierno, el Omnipresente, el
de los más Desfavorecidos,…
Cada
uno de éstos en sus respectivas leyendas, con sus respectivos seguidores…
¿Pero
quiénes son en realidad estos Dioses?
Pues
nadie más allá que tú o yo. Cada uno Dios de su vida y sirviendo de referencia
y devoción a aquellos en los que nos ha tocado influir.
Luego,
vamos a Terapia creyendo ser mortales, sin fijarnos en lo importante que
podemos llegar a ser para otros.
A lo
largo de la vida conocemos otros muchos tipos de Dioses, pero ninguno tiene
tanta influencia sobre nosotros como nuestros Padres.
Creemos
tener superada la infancia, la adolescencia,… algunos por el tiempo, otros por
lo reflexionado y perdonado, otros por evitación… Nos creemos adultos dueños de
nuestro mundo, cuando la realidad es que seguimos bajo la influencia de
nuestras creencias.
¿Y
cuáles son nuestras creencias?
Los
10 mandamientos que nos impusieron nuestros Dioses los padres:
“Sé
honrado” “ Respeta al prójimo”
“Sé
humilde” “Atiende las
necesidades de quien amas”
“Hazte
querer” …
Todo
esto con la palabra, ¿y con sus actos? Pues al ser Dioses, con sus actos
aprendimos lo que estaba bien y lo que estaba mal.
“Reir
en la calle y gritar en casa”
“Decir
tacos y criticar al vecino”
“Vivir
en familia y llevar doble vida”
“No
mostrar afecto ni amor a los que amas”
“Guardar
secretos a voces que son tabú”
…
Maduramos
y nos cuestionamos todas estas vivencias, elegimos cuáles queremos en nuestras
vidas y cuáles no.
Pero
lo cierto es que la Religión que nos han impuesto nuestros Dioses se ha quedado
como una segunda piel de la que resulta complicado desprenderse. Marca nuestro
día a día y casi sin darnos cuenta rige nuestros actos y pensamientos.
Me
resulta curioso observar cómo en las diferentes generaciones se sigue dando el
mismo resultado con diferentes procesos.
Antes, los jóvenes eran empujados a madurar teniendo que trabajar, formar una familia,
etc. Se convirtieron en “adultos” donde la vida les vino grande para sus
inmaduros cerebros emocionales y psíquicos, en algunos casos.
El
resultado es que han aprendido a base de pruebas a convertirse en adultos en
determinadas facetas, y siguen siendo los mismos niños en otras.
Ahora, los jóvenes de esta nueva generación de “adultos”, tienen el tiempo, el espacio
y las comodidades suficientes para madurar, pero están perdidos… no se encuentran
a sí mismos, no saben cómo hay que hacerlo ni siquieran si quieren realmente
hacerlo.
Confío
en que la siguiente generación sea capaz de tomarse el tiempo que necesite para
madurar y convertirse en un adulto real, donde la Religión ni los Dioses
marquen su Destino…
Aunque me parece una Utopía, y yo me quedaría sin trabajo.
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