El rechazo es bastante poderoso. Dejamos de hacer muchas cosas por el simple miedo a ser rechazados, incluso por personas que no tienen ninguna ligadura emocional con nosotros.
El rechazo suele dejar MARCAS EN LA AUTOESTIMA. Todavía más cuando en la infancia la persona se ha visto rechazada por sus padres. Para estas personas escuchar un simple NO, puede ser destructivo, y se esfuerzan por AGRADAR a todo los que le rodean.
La persona rechazada, en el fondo, acaba sintiendo que hay algo EQUIVOCADO en sí misma. La persona busca la EXPLICACIÓN, no la encuentra, e, inconscientemente, es llevada a sentir que hay algo erróneo en ella que ha hecho a la otra persona rechazarla.
Una de las CONSECUENCIAS del rechazo son la RABIA y el RESENTIMIENTO. Como la actitud de rechazo hace que la persona se sienta menos, y esto es bastante doloroso, es natural defenderse albergando rabia contra el otro.
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