La maravillosa tarea de vivir nos exige contradecirnos,
complicarnos, buscarnos, perdernos,… Estamos repletos de experiencias, miles de
ellas ocurren en un solo día, incluso mientras dormirnos. ¿Cómo va ser posible
que no nos confundamos con nuestras propias sensaciones?
Somos un complejo de emociones que surgen en nuestro
interior no siempre muy ajustadas al contexto. Nos exige la sociedad
comportarnos de una determinada manera que en mi propio ser no se corresponde
con lo que necesito en ese momento. ¿Qué sucede entonces con esa necesidad, y
ese sentimiento que no puede brotar al exterior? Pues sencillamente, se
reprime, se esconde y nos bloquea. Probablemente no nos impida seguir haciendo
cosas y satisfaciendo otras necesidades, pero… y ¿cuando vuelva a sentir eso?
Quizás ahora no sepa ni siquiera identificar esto que siento, pues lo he
reprimido tantas veces, lo he bloqueado tanto en mi sistema, que grita por
salir y ahora no puedo darle un sentido.
¿Qué es esto que estoy sintiendo, qué me hace estar tan mal?
¿Será normal o me estaré volviendo loco? ¿Por qué no puedo ponerle fin?
Pues todas estas preguntas tienen su respuesta, y están en
ti. No lo podremos poner fin a este sufrimiento hasta que no identifiquemos el
origen y le demos un sentido, completando así aquella parte de nosotros mismo
que anulamos en su momento.
Cuando reprimimos una emoción, ya sea porque la consideremos
mala, perjudicial o inadaptada a la situación, nos anulamos a nosotros mismo.
Nuestro Self (YO) queda incompleto, sin una parte de ti que te permites
bloquear. La única sanación posible está en aceptar ese YO que no dejé salir.
Puedo tener un sentimiento totalmente contradictorio a la situación, e incluso
contradictorio con otro que también siento en este mismo momento, pero sólo es
un sentimiento. Es una reacción emocional a algo que está sucediendo o dentro
de mi o en mi exterior, pero sólo es una reacción. ¿Por qué anularla? ACÉPTALA,
hazte responsable de ella, satisfácela de la manera que necesitas, y podrás
seguir adelante.
¿Y que pasa si lo que siento es rabia? ¿Cómo respondo a esta
emoción sin ser agresivo o perjudicar a nadie?
Pues los niños simplemente se enfadan, gritan, y lloran. Lo
más probable es que los adultos en nuestro afán de “educarlos”, les digamos que
eso está mal, que no pueden comportarse así… o quizás nos enfademos con él, y
le decimos lo mal que nos hace sentir por comportarse así. Este niño, se anula,
se bloquea y deja de expresar esa rabia, pues mamá o papá le ha dicho que eso le hace sentir mal al resto de personas que le rodean y no está bien. ¿Y él? ¿Cómo
se siente él bloqueando eso que siente? ¿Dónde queda esa emoción?
Pues ahí está… bloqueada y sin identificar en el adulto.
Identifica tu rabia, tus enfados…. Aquellas cosas que no
pudiste decir o hacer para no herir a los que te rodeaban… Exprésalas, dales un
sentido y perdónate a ti mismo por haberlo bloqueado durante tanto tiempo.
Hola Cristina me parece muy interesante tu blog y sumamente orientador y didáctico. Llegué a el por tu artículo en Psicopedia. Dicho tema es muy relevante, especialmente para los que trabajamos, clìnicamente, con niños y sus familias.
ResponderEliminarEl ofrecer a la familia un espacio nuevo donde se despliegue su dinámica de interacción, nos aporta muchísimo material para acercarnos a la problemática del niño, siempre ligada a las vicisitudes vinculares de ese grupo familiar.
Gracias por el aporte.
Me estoy iniciando en mi blog; aún me falta conocer mejor ésta herramienta.herramienta. Te invito a visitarlo.
Un saludo
Hola Andrea, siento contestarte tan tarde, lo cierto es que lo tenía un poco abandonado! Enseguida me vuelvo a poner las pilas.
ResponderEliminarPuedes contar conmigo para lo que desees. Pásame el enlace de tu blog y me paseo por allí.
Muchas Gracias por tus palabras! un fuerte abrazo.