El dolor es definido como un fenómeno SUBJETIVO consistente en una sensación desagradable que indica una lesión real o potencial del cuerpo. Cuando el dolor se presenta por largos periodos, es definido como una enfermedad por sí misma (dolor crónico).
Las características del dolor son variables y por ello se debe establecer un diagnóstico preciso que requiere de observación cuidadosa y continua. La capacidad para soportarlo varía según el estado de ánimo, el umbral de dolor de cada persona, la personalidad y las circunstancias particulares de cada quien.
El dolor debe interpretarse como un ALIADO del organismo, que avisa de que algo anda mal en y que puede ayudar a encontrar el verdadero origen del problema. De lo contrario, si no se detecta la verdadera causa del problema, cualquier solución terapéutica que se aplique para aliviar el dolor será temporal y éste volverá a reaparecer.
Puede haber SOMATIZACIONES, de forma que el dolor físico puede estar causado por el estrés y la ansiedad, con el aumento de la intensidad del dolor. Hay que tener en cuenta que el estrés y la ansiedad producen una liberación de adrenalina que puede provocar una mayor contractura muscular y ese podría ser el origen del dolor.
La posibilidad de que las emociones sean la fuente del malestar implica que la persona debe llegar hasta el fondo y averiguar qué le pasa en su interior para poder curarse.
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